Llega un famacéutico al trabajo y encuentra a un hombre aterrado, apoyado contra la pared.
-¿Qué le pasa? - le pregunta el farmacéutico al empleado.
-Quería un remedio para la tos, pero no encontré ninguno, así que le di un laxante.
-¡Pero los laxantes no curan la tos! - exclama el farmacéutico
-¡Pero por supuesto que sí - responde el empleado -. Mírelo: no se atreve ni a toser.
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